La primera brasileira

Ya tengo el teléfono de una brasileira. No me hizo falta ni bajarme del avión en Sao Paulo, que ya tenía una invitación para visitar a una brasileña en Salvador de Bahia.
Esto es lo que pasó:

El vuelo de Paris a Sao Paulo estaba bastante lleno. El sitio de mi izquierda, dando al pasillo, estaba libre, así que con las puertas del avión casi cerradas yo soñaba con que nadie apareciese a última hora. Pero sí que lo hizo.
Una anciana totalmente pálida que apenas se tenía en pie entró con mil bártulos y se sentó a mi lado. Me pidió en francés y en portugués que le subiese las maletas al regazo (me quedé con el portugués, que es más fácil).

La abuela estaba totalmente blanca, y daba mieeeedo. Y en esto, que ya con el avión en vuelo, veo que empieza a agitar suavemente la mano como pidiendo ayuda, y se queda como dormida. ¡¡Ayyy, que la señora se nos va de este mundo!!

En los 20 segundos que tardaron las azafatas en llegar, yo me vi haciendole el boca a boca y la recuperación cardio-respiratoria (o como se llame, esa que son 10-7-10 ó 15-2-15 o yo que se combinaciones de golpes en el pecho y soplidos por la boca). Todo el mundo alrededor nos miraba, yo la miraba a ella...¡no sabía que hacer!

A los pocos segundos la señora se recuperó, y le dijo a la azafata que le calentase...¡el precocinado congelado que llevaba en su bolsa de mano!. Y yo flipando que se llevase sus croquetitas para tomarlas en el avión. Así cualquiera.

Luego resultó que la señora estaba mal del esófago y tenía que comer cada dos horas. Así que cada dos horas le traian la bandejita del avión, o sus croquetas...Y claro, con todo el susto se me quitaron las ganas de comer, de leer, de dormir...Si, hombre, me voy a poner a dormir con la señora en tan malas condiciones...
Bueno, tampoco hubiese podido dormir aunque hubiese querido...cada cierto tiempo a la señora le daban ataques de tos, así que me caian en la cara sus estornudos que duraban como 10 minutos...interminables.

Al final del viaje, la señora ya tenía mejor color y charló un rato conmigo. Me pidió mis datos personales, me invitó a su casa de Salvador de Bahia, y me dió sus datos de contacto.

Así que ya veis, como os decía en el comienzo del mensaje, ya he hecho amigos en Brasil.
(no os recomiendo esta forma de hacer amigos).

Este mensaje se lo dedico a Irene, que me prometió que iba a dejar comentarios a partir de ahora. Si no deja ninguno es que no ha llegado a leer este correo por completo, o es una gallina y no se atreve a dejar mensajes.

tchau!